Como inspirarse a la hora de visitar al señor Roca

Hay ciudades, generalmente las preferidas por los turistas, que cobran por permitir que uno haga aguas (mayores o menores) en baños habilitados para tal fin. Generalmente suelen ser baños en los que el limpiador o la limpiadora de turno están sentados en la puerta, con cara de pocos amigos y un platito a su lado en el que te sugieren amablemente que deposites cierta cantidad de dinero. En función del estado y el olor del meadero suelen oscilar estas cantidades, generalmente alrededor de los 50 céntimos.

Pues bien, en Viena las cosas no son así. Porque vale, Viena es una ciudad turística pero no por ello deja de ser una ciudad elegante, que no pierde la clase ni a la hora de poner baños para turistas. Es por ello que para encontrar un baño debes abrir más los oídos que los ojos, y guiarte por la música clásica que a bastantes decibelios atrae curiosos además de turistas meones. Sabrás que has encontrado el baño cuando te topes con una entrada similar a esta:

 

Una vez desembolsados 60 céntimos (la elegancia está cara hoy en día) ya podrás descansar tu posaderas en un bonito retrete, relajarte y disfrutar, dejando que tus interiores se vacíen al ritmo de Vivaldi o acompañando mediante flatulencias la marcha Radetzky.

Quiero dejar claro que la entrada en este baño estuvo motivada únicamente por nuestras ganas de conocer más. Si pagamos 60 céntimos fue únicamente para poder mostraros Viena tal y como es…que nosotros no somos turistas, somos Erasmus!