miércoles, 24 de marzo de 2010

Flash-mob o excusa para hacer el parvo en la calle...

El otro día nos pasó una cosa que todavía no os he contado.

En realidad estaba esperando a que subieran el vídeo a Youtube pero como parece que va pa largo os lo voy adelantando.

Estábamos tan tranquilos paseando por el centro (con alguna que otra visita relámpago procedente de la República Checa) cuando una chica nos paró y nos pidió ayuda. Estaban intentando recolectar gente para hacer una flash-mob. Mi primera reacción fue preguntar cuando dinero teníamos que darles -lo sé, soy un poco chunga- pero al cabo de unos minutos ya nos explicaron que era gratis, que lo hacían por diversión y que si queríamos podíamos unirnos.



Lo que teníamos que hacer era hablar por unos vasitos de plástico unidos por un hilo tal y como hacíamos cuando eramos pequeños, pero esta vez en una de las calles más transitadas del centro de Viena. Eramos unos 20 o 30 y dos cámaras nos filmaban. Y sí, la gente se nos quedaba mirando. No tengo fotos en las que se vea todo el sarao porque además de sacarlas tenía que hablar por el chintófono de los vasitos. Pero bueno, os podéis hacer una idea.



Después de unos 10 minutos la cosa terminaba con una de las chicas corriendo y cogiendo todos los vasos y el resto saliendo corriendo en todas las direcciones. Extraño. Sí. Bastante. Pero por lo menos hicimos algo nuevo. Por cierto, al acabar les pregunté a los organizadores si lo hacían para protestar por algo o así, más que nada porque yo seguía pensando que nos iban a pedir pasta -lo sé, sigo siendo chunga-.Pero nos dijeron que no, que “only for fun”, así que cuando suban el vídeo ya os lo enseñaré.

Por cierto, cotilleando por internet he encontrado algunas flash-mobs bastante chulas en Viena (esto de vivir en la capi es lo que tiene), por ejemplo esta o esta.

Y nada, volviendo a lo mío, mañana me toca volver a la tierra siguiendo un itinerario cuanto menos interesante (Ryanair manda): Viena-Bratislava-Roma-Madrid-Zamora-Vigo-Barcelona-Praga-Viena. Pero no os preocupéis, el 4 de abril me tenéis de vuelta por aquí, para seguir contándoos cositas. Más y mejor.

¡Hasta la vista!

domingo, 21 de marzo de 2010

Esas pequeñas cosas

Ya llevo aquí seis meses y poco a poco Viena se está convirtiendo en una ciudad conocida para mí. Todavía no entiendo casi ninguno todos los carteles de publicidad que me encuentro por la calle pero cada vez cosas típicas de aquí que no hay en Vigo me resultan más familiares, tanto que algunas de ellas ni siquiera me había acordado de contároslas aquí.

Por ejemplo, todos sabemos ya a estas alturas que Viena es una ciudad pija elegante. Esto no sólo quiere decir que los vieneses son gente de postín, si no que sus mascotas también lo son. Vamos, que es habitual encontrarse mastines con abriguitos de leopardo y perros patada con bufanda. Pero por muy elegantes que sean los perros vieneses también cagan hacen popó, y el popó hay que recogerlo. Por esto mismo y por si acaso a alguien se le olvida recoger la mierda caquita, hay unos perritos de cartón muy monos estratégicamente colocados en parques y jardines recordando a los dueños de las criaturas que no recoger las boñigas les puede suponer 36€ de multa. ¡Sale cara la tontería!





Por cierto hablando de perros, aquí se les trata como a las vacas en la India. Vamos, que te encuentras chuchos en el tranvía, en el supermeracado, en las tiendas de ropa, en las cafeterías, en los centros comerciales... y un largo etcétera.

Otra cosa típica en las calles de Viena son las papeleras con cigarrillo incrustado en las que viene escrito algo así como “la mierda basura para mi, la satisfacción para ti”.



De los periódicos creo que ya os he hablado, pero lo repito porque nunca he puesto foto demostrándolo. Como ya os conté alguna vez aquí no hay kioskos tal y como los entendemos en España. Aquí es más rollo self-service: “yo meto un euro si quiero (y si no no) y yo me cojo el periódico”.



Esto es lo que quería contaros hoy, pero como estamos en pleno inicio de la primavera os dejo con un par de fotos del Danubio, que ya no tiene nieve pero sigue teniendo cisnes hambrientos que se convierten en tus mejores amigos en cuanto intuyen una miga de pan.

Aquí tenemos a un cisne con cara de bueno...

    

Aquí otro con cara de hambre...


Y aquí la próxima foto de la campaña de primavera del Corte Inglés...




¡Esto es todo amigos!

miércoles, 17 de marzo de 2010

Anti-Process Description

En una de las clases de inglés (porque otra cosa no pero clases de inglés tenemos unas cuantas a la semana) estamos aprendiendo Process Description, que viene siendo algo así como S.O.S-cómo-rallar-la-cabeza-durante-horas-para-enseñar-a-contar-cosas-enlazándolas-unas-con-otras-para-que-todo-tenga-sentido. Pues resulta que como ya estoy cansada de escribir cosas ordenadas y bien enlazaditas hoy voy a escribir una entrada contando todo lo que quiero y sin matarme a enlazar unas cosas con otras. ¿Como os quedáis?

Para empezar voy a contaros de que se trata mi nueva adquisición del IKEA, y así de paso respondo a la encuesta de la última semana. Se trata de un rollo aparato para hacer espuma en la leche del café -ver foto-. Suena sencillo, y lo es. El único problema es que vicia, y vicia tanto que hace unos cuantos días tarde 3 horas en dormirme por culpa de los pedos gases que la cosa esa hizo que me entraran en el estómago. Vamos, que no fue Nutella (aguilillas).



Otra cosa que os quiero contar hoy es lo que nos encontramos dentro del despacho de un profe hoy al pasar por el pasillo, pero prefiero intrigaros un poco y que primero intentéis adivinarlo en la nueva encuesta de hoy. Sólo os doy una pista: ya es la segunda vez que lo vemos con un profe diferente. Por cierto, hablando de la universidad pija, nunca os la he enseñado, y como hoy en una práctica nos pasaron esta foto chula del edificio os la pongo aquí para que veáis donde estudiamos.


Ya para terminar, como sé que la foto del palacio del otro día os gustó, os dejo con otra curiosa imagen. ¿A que es difícil saber cual es la foto antigua y cual la moderna? Elixir de la juventud, le llaman ^_^.

domingo, 14 de marzo de 2010

¿Historia o historieta?

Me he dado cuenta de que últimamente os cuento muchas chorraditas pero pocas cosas de Viena en sí, así que os voy a hablar de la catedral de Viena.

Se trata de un edificio muy mono, que según la güiquipedia pertenece al románico tardío, si bien cuenta con numerosas ampliaciones barrocas. De todas maneras, como supongo que no esperaréis encontrar en esta entrada una clase de arte/historia, voy a pasar de hacerme la interesante y directamente os voy a contar lo que le cuento a todas las visitas: la leyenda de la catedral.

Comenzó a construirse en 1450, pero en el año 1511 el maestro de obras Hans Puchsbaum aún seguía dale que te pego poniendo unas piedras sobre otras. Cuentan las lenguas sabias que por aquel entonces Hans estaba muy enamorado de una tal María, hija de un respetado empresario de la ciudad. No se sabe si el amor era correspondido, pero lo que sí está claro es que al papá de María no le hacía ninguna gracia que su pequeña acabara con el tal Hans, que a fin de cuentas no era más que un simple albañil (de catedrales, sí, pero albañil).

Hans ya lo había intentado todo, pero no había manera, el padre de María no le daba su consentimiento. Y tan desesperado estaba el pobre que decidió hacer un pacto con el diablo, así, como quien no quiere la cosa. ¿Y cual fue el trato? Pues resulta que como María era un nombre santo, lo que le dijo el diablo al pringado de Hans fue: “Mira, si eres capaz de terminar la segunda (y última) torre de la catedral sin pronunciar el nombre de María, yo me encargaré de que acabéis juntos. Eso sí, atente a las consecuencias en caso de romper el trato”.

Estando así las cosas siguió Hans construyendo la torre evitando ver a su amada, ya que era tal el amor que por ella sentía que le resultaba casi imposible no pronunciar su nombre si la tenía delante. Pero una tarde de verano, se encontraba el currante en la torre cuando a María no se le ocurrió otra cosa que pasear por la zona de la catedral. En cuanto la vio, después de tanto tiempo, Hans no pudo contenerse y rompiendo el pacto la llamó: “Maríaaa”. En ese momento, casualidades de la vida, algo o alguien hizo que Hans perdiera el equilibrio y se precipitara al vacío.



Sin maestro de obras no se pudo terminar la construcción de la segunda torre, y por eso ahora la catedral de Viena tiene dos torres exactamente iguales pero una es la mitad de la otra. Leyendas aparte, parece ser que la realidad es que conforme la iban construyendo la catedral se salió de presupuesto y no había dinero suficiente para terminar la segunda torre. Así que los vieneses que mandaban por aquel entonces decidieron dejarla a medias y de paso inventarse esta historieta para tener entretenidos a los turistas.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Haciendo boca

Bueno, tengo que reconocer que me ha sorprendido el porcentaje de aciertos en la encuesta de esta semana. Casi todos habéis adivinado que la profesora de inglés se comió una ensalada en medio de clase!!! aliñada y todo!! Si es que aquí es normal, ayer a las 8 de la mañana en clase uno de nuestra fila se estaba comiendo un bocata de pollo...que como podéis suponer...olía a pollo. No viene a mucho cuento pero esta era mi cara en ese momento, en clase, a las 7h50 de la mañana, oliendo a pollo.



Y como parece que hoy toca hablar de comida os voy a presentar al que hemos denominado como “el restaurante paqui: la Meca de las visitas”. Ayer estuvimos allí con los amigos que estos días visitan a Fanni -una pareja que por cierto ha invadido su habitación con la intención de quedarse una semana (sin avisar)-. Volviendo al restaurante, también llevamos allí a Álvaro y por supuesto a los cinco amiguis vigueses que estuvieron aquí hace un par de semanas. El problema es que no tengo fotos de todos esos días porque solemos llegar allí muertos de hambre (“hoy no desayuno que vamos al paqui”) y en esos momentos no hay tiempo para fotos.



Se trata de un sitio especial que va de alternativo, lo que en Viena -ciudad pija por excelencia- no se lleva mucho. Toda la comida que sirven es de origen paquistaní, aunque es cierto hay más de un camarero de Bilbao. Hasta aquí suena todo más o menos normal, pero tiene una peculiaridad, y es que la comida no tiene precio. Todo está puesto en plan buffet: tú comes lo que quieres....y también pagas lo que quieres. Nosotros, que somos Erasmus -ergo agarraos- solemos pagar unos 4€ por meternos entre pecho y espalda una buena cantidad de comida. ¡Y lo mejor de todo es que aún por encima está rica! Además no hacen como cierto buffet chino del que os hablé una vez en el que nos cobraron 11,20€ por un agua. Aquí el agua -del grifo- es gratis y sabe bien.



Otra de las cosas buenas del restaurante paqui es que cuenta con una zona de relax para después de la enchenta. Especialmente el día de las visitas viguesas estuvimos ahí tirados más de una hora, bebiendo batidos, filosofando sobre la dura vida del estudiante y demás intelectualidades.



Bueno, tengo clase, así que esto es todo por hoy amigos. Eso sí, para continuar con el tema culinario os dejo con una nueva encuesta con la única condición de que nadie se ría de mí al conocer la respuesta.

domingo, 7 de marzo de 2010

Wir müssen deutsch lernen!

Esto que suena un poco a Hitler quiere decir 'Debemos que aprender alemán'. 

Y como eso es cierto y ya hemos pasado el Ecuador de nuestra Erasmus hemos decidido apuntarnos a un curso externo (de fuera de la universidad) de alemán. Este viernes tuvimos la primera clase, y la verdad es que la profe es un sol (de estas que te dan ganas de estar sonriéndole toda la clase) y solo tenemos tres compañeros en clase, o sea que la cosa cunde.

Se imparte en una de las Volkschules//'escuelas populares' que hay en los distintos distritos de Viena, y como es público y tal pues solo pagamos 147€ por unas 30 horas, así que no está muy mal. Cuando vaya cogiendo confianza con ellos os traeré una foto de los compis de clase, pero de momento os puedo ir adelantando que el ambiente es de lo más internacional. 

Por un lado tenemos una chica de 22 años de Mongolia, que está aquí seis meses aprendiendo alemán (aunque ya lo habla muy bien). Después está una jubilada japonesa que ha estado 30 años trabajando de violinista en la orquesta de la Ópera de Viena. Sí, habéis leído bien , 30 años y está en el mismo curso de alemán que nosotros. No es que nosotros seamos unos avanzados, si no que la pobre señora "sólo" sabe hablar más o menos pero no sabe nada de gramática, así que ahí está dándolo todo treinta años después. Además, resulta que no se puede volver a Japón porque el gobierno de Austria sólo le paga la pensión si reside en Austria (son así de majos por aquí). El tercer compi es un chico de 30 años de Nigeria que está casado con una vienesa desde hace ocho años. Trabaja en el aeropuerto pero como con su mujer habla inglés, pues no controla mucho de alemán, así que ahí está también con la gramática.

Y nada, estos son nuestros compis de curso, de los que seguro que ya os ire contando más cosillas. Ahora os dejo con dos fotos del palacio de Schönbrunn (“Escombrun” para algunos) separadas por unos ocho o nueve años de diferencia. En una es invierno, en otra verano; en una sale Rodri y en otra no...¿alguna diferencia más?


jueves, 4 de marzo de 2010

De vuelta a la rutina

Pues sí, ya toca, después de cuatro semanas de viajes entretenidos e invasiones (bien recibidas) de amigos es hora de tomarse en serio las nuevas asignaturas y empezar a conocer a los nuevos amiguitos de la resi, que para algo está abierto el Heimbar de nuevo.

Para pasar página sin dejar puertas abiertas, os confirmo rápidamente que casi todos acertásteis la encuesta anterior, lo cual quiere decir que muchas cosas no salieron como esperábamos en nuestro viaje de principios de febrero.

Por un lado el hostel de Estambul se parecía más a un lugar de moral distraída sin ducha que a un albergue. Las paredes estaban construidas a base de paneles de obra y por todo el hostel se distribuían estufas antiguas que amenazaban continuamente con prender el suelo (cubierto de paja y esterillas). Por supuesto nos fugamos de allí en cuanto pudimos y fuimos a parar a otro hostel en el que nos trataban mucho mejor y nos regalaban pipas de agua por ser casi los únicos habitantes del albergue.

Por otro lado en el billete de vuelta (Estambul-Colonia a las tres de la mañana) aparecía un aeropuerto que no era, pequeño inconveniente del que nos dimos cuenta a las doce de la noche al no ver nuestro vuelo en ninguna de las pantallas del aeropuerto. A partir de ese momento estrés-pregunta en recepción-corre con los macutos-ay que me caigo-busca un taxi que no nos time (mucho)-yo creo que el taxista es raro-yo creo que el taxista no sabe leer-yo creo que quiere llevarnos al bosque y matarnos a todos-vamos a perder el avión-quién me mandaría a mí venir, etc...

Y cuando ya parecía que todas las peripecias habían terminado (estábamos llegando a Alemania, última etapa), nos dimos cuenta de que el carnaval más famoso de Alemania tiene lugar en Colonia, y justo el día en el que llegábamos era el día grande de las fiestas, y por lo tanto festivo. Sin mucho dinero para gastar, con pocas horas de sueño encima y agotados después de más de diez días de aventuras, nos tocó cargar con los macutos durante veinte horas rodeados de unos 100.000 borrachos disfrazados que acabaron dándole a la ciudad un ligero aroma a meo.

Además de eso yo perdí mis llaves de la resi de Viena (con lo que tuve que pagar 50€ nada más llegar) y Tanya perdió su mp3. Pero como muchos ya sabemos la de Mos tiene una habilidad innata para perder un mp3 en Alemania y encontrarlo tirado en el suelo de un vagón de metro de Viena...cousas veredes.

Y como diría Jesús Calleja: “Esto es todo amigos”. Ya puedo cambiar de encuesta y darle la bienvenida a este nuevo semestre, cuyas principales novedades son que Fanni (la húngara-alemana) se ha convertido en nuestra mascota al mudarse a nuestro piso y que un ugandés/ugandeño/ugandense (de Uganda) se ha instalado en nuestra planta. Todavía no puedo contaros mucho pero todo llegará. De momento os dejo con una nueva encuesta cuya respuesta no deberá sorprenderos, porque aunque iniciemos un nuevo semestre, las cosas en la facultad siguen como siempre. ¡Son todos unos cochinos!


martes, 2 de marzo de 2010

En alguna calle de Budapest...

...de cuyo nombre no quiero acordarme, vive un señor ni alto ni bajo, ni gordo ni flaco. Nunca ha tenido un trabajo fijo, sino que siempre ha ido rondando de aquí para allá: hoy arreglando bisagras, mañana cortando el césped y así, poco a poco, viendo pasar su vida.

Ya es viejo y no tiene familia, sus padres siempre vivieron lejos y nunca supo mucho de ellos. Además ninguna mujer ha aguantado a su lado el tiempo suficiente como para proponerle cosas serias. Aún así, a pesar de su condición de solitario es feliz con sus quehaceres diarios y nada le impide sonreír cada vez que un pájaro le observa curioso desde la ventana.

Es un tipo extraño, al que siempre le ha gustado jugar con su imagen reflejada en los charcos de las aceras. Nunca pierde la media sonrisa del que ríe por dentro, ni la mirada perdida del que sueña despierto. Por las noches, cuando la soledad le hace compañía, le gusta pintar cuadros, intentando llenar de color el lienzo de sus sueños para ser siempre el pintor de su vida. Así, con sus pinturas llenas de colores, intenta no dejarse llevar por las corrientes, luchando por sus ideas sin conocer lo imposible; creyendo en la fuerza de la razón y no en la razón de la fuerza, para seguir siendo, siempre a su manera, un hombre libre.

Pero llega un día en que el pincel se le queda sin ideas, y los colores antaño vivos mueren dejando a su paso un rastro de pintura, sin juntarse nunca más para dar forma a sueños imposibles. Es consciente entonces nuestro hombre de que ha llegado su hora, y sin dejar que le tiemble el pulso, firma su último cuadro.

(...)

Cuando los vecinos entran en el apartamento descubren el cadáver aún con el pincel en la mano. “Al final el viejo murió solo”, piensan, y tras avisar a la policía deciden sacar sus trastos a la calle, como es costumbre, abandonándolos a la espera de que algún transeúnte se interese por ellos.

Poco a poco, la gente que pasa va recogiendo sillas de madera,viejas pinturas y demás objetos. El montón se va reduciendo hasta que solo queda un cuadro. El cuadro. Su último cuadro

Ese mismo cuadro que hace unos días nos encontramos bajo la lluvia, apoyado en una farola, en alguna calle perdida de Budapest.

Ahora decora nuestra cocina, y a pesar de su escasa belleza, nos sirve para tener algo en la pared y también para inventar historias, como por ejemplo ésta: la historia de un cuadro feo que nunca pudo soñar con un final feliz.