sábado, 26 de junio de 2010

Despedida y cierre

A falta de dos días para volver a casa aprovecho un rato libre y me siento delante del portátil dispuesta a escribir la que va a ser mi última entrada de blog. Una entrada que cierra todas las demás, menuda responsabilidad. La entrada número 115 después de diez meses (con alqún que otro parón) en los que vosotros, fieles seguidores y seguidoras, os habéis pasado por aquí más de 5000 veces, dejando algo más de 400 comentarios.

Tengo que reconocer que para mí este año ha sido algo totalmente nuevo. No sólo estar de Erasmus, que ya se da por hecho que es una experiencia única e irrepetible, sino también el hecho de ir contando poco a poco a todo aquel que quisiera pasarse por aquí lo que me iba ocurriendo. Tengo que reconocer que en ciertos momentos mi vida diaria se ha visto afectada por la necesidad de actualizar, ya que más de una vez aquí me han escuchado decir “porqué no vamos a tal sitio y llevo la cámara y así luego lo cuento en el blog?”, o “me voy a dar una vuelta con la bici a ver si saco fotos chulas para el blog”. Vamos, que puedo decir que para bien o para mal, “el blog” ha sido un compañero más de mi vida Erasmus.



Casi diez meses han pasado desde aquella primera entrada el 9 de septiembre, en la que con los nervios en el estómago os contaba que tenía la maleta llena y los billetes del avión encima de la mesa. Hoy también tengo los billetes de avión preparados aunque la maleta todavía no está hecha. Demasiadas despedidas por aquí me quitan tiempo y por ello la tarea de hacer la maleta se va aplazando sin remedio. A pesar de ello sí tengo otras cosas llenas, como por ejemplo la lista de nuevos amigos con los que seguiré manteniendo el contacto, o las ganas de empezar cosas nuevas que quién sabe, tal vez algún día me lleven a escribir un nuevo blog.

Sin extenderme más me despido dándoos las gracias a vosotros, que habéis hecho posible que este blog haya salido adelante. Con vuestros comentarios (ya fueran positivos, negativos o neutros) habéis contribuido a que no perdiera las ganas de seguir desbarrando en estas páginas virtuales. También le estoy agradecida a aquellos visitantes que nunca habéis dejado un sólo comentario. A pesar de ello muchos de vosotros sí participabais en las encuestas y (aún puede que sin querer) siempre quedaba marcada vuestra huella virtual en las estadísticas de visitas.

Bueno, a pesar de que ya llega el final os dejo con una encuesta sencilla, más que nada para no perder la costumbre. En este caso todas las respuestas son verdaderas, así que no hay posibilidad de fallar.

Esto es todo, amigos, amigas. Me despido de vosotros sabiendo que, al igual que a toda la gente de aquí, os voy a echar mucho de menos. La gente, el blog, los vecinos, las clases en alemán... Me da pena saber que todo termina, pero también me despido con ilusión, ya que los resultados conseguidos y la experiencia vivida no hacen más que llenarme de ganas de empezar más y más cosas nuevas.

Como decían Truman en cierta película: “Buenos días... y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.


jueves, 24 de junio de 2010

De barbacoas y conas varias.

Parece que la vida Erasmus está llegando a su fin. Es una lástima, pero que conste que nos estamos esforzando en despedirla como se merece. Por eso ayer aceptamos la invitación del jefe de la oficina internacional de nuestra uni y nos fuimos de barbacoa a su chalecito de las afueras. Estábamos invitados todos los estudiantes internacionales (unos 15 o así) y la verdad es que fuimos casi todos, ya que donde haya comida y bebida gratis siempre encontrarás un par de Erasmus revoloteando.

La casa del jefe en cuestión estaba lo que se dice a tomar por culo algo lejos. Tanto que incluso a algunos nos entró la duda de si seguíamos estando en Viena. De todas formas mereció la pena la hora de trayecto, ya que el chalecito tenía un jardín de lo más confortable y la barbacoa resultó de lo más variada. En la siguiente foto podéis ver una de las primeras remesas de carnes varias, aunque es verdad que también hubo algo de pescadito y por supuesto la ensalada de rigor, cuyos tomates me encargué de cortar con mi arte intrínseco.



Allí estuvimos algo más de cuatro horas, ya que comenzamos con un paseíto por los alrededores de la casa (monte y más monte) con el cual disimulamos el hecho de que nuestro interés principal era la barbacoa. Después del paseíto pusimos la mesa y nos dejamos servir. En plan pijo vamos.



Con esta comida/cena (porque aquí ya sabemos que les mola cenar a las 5 de la tarde) nos despedimos de los de la oficina de internacional. Una gente muy maja que se ha portado muy bien con nosotros. ¡Si hasta el jefe nos invitó a una barbacoa en su casa en la que por cierto estaban su mujer y tres de sus cuatro hijos! Aquí lo tenéis con sus shorts en plena faena (bajo la atenta mirada del eslovaco que le había echado el ojo a una alita de pollo).



Y nada, al igual que le ocurre a mi Erasmus también este blog está llegando a su fin, por ello hoy voy a resolver la que probablemente sea la última encuesta. En Eslovenia casi todas las señales incluyen la palabra CHICHI CONA, que parece ser que en esloveno significa - Bendito Sea el Google Translate-  algo menos escrupuloso: zona.



La cosa tiene su gracia. Es más, tengo que decir que aunque después te acostumbras al principio me hacía ilusión ir encontrándome “CONA”s por todas partes, como se puede compobar en las fotos...



Y esto es todo por hoy.

martes, 22 de junio de 2010

Eslovenia, un viaje de contrastes.

Lo sé, no era muy difícil adivinar nuestro destino. Esta encuesta era fácil: nos fuimos de viaje a Eslovenia. Por cierto, esta vez no hubo problemas con los albergues ya que al ir a ciudades y pueblos relativamente pequeños la oferta no era muy amplia: o te ibas a un albergue pijo o a uno medio pijo. Tengo que decir que aunque este detalle hizo aumentar ligeramente nuestro presupuesto al final mereció la pena, ya que viajar a lo pijo es muy cómodo.

La primera parada fue un pueblecito costero de Eslovenia, que era precisamente eso: muy pequeñito y con mucha costa, como podéis ver en la siguiente foto.



Ya, yo también pensé que Eslovenia no tenía costa pero parece ser que tiene asignados unos cuantos (pocos) kilómetros entre Italia y Croacia. El caso es que este pueblo, conocido como Piran, resultó ser una villa costera de lo más pausada llena de jubilados que todas las mañanas se levantan para hacerse sus largos en el mar Adriático. Vamos, lo ideal para el relax.



Además, tuvimos suerte con el hostel, ya que nos dieron la única habitación con terraza privada en el ático, desde la que teníamos una vista privilegiada y además pudimos disfrutar del atardecer un par de noches.



El pueblo y los alrededores nos los recorrimos sin problema en tres días. Nos dio tiempo a bañarnos, a visitar los pueblos vecinos, el puerto, etc.



La siguiente parada en la ruta fue Ljubljana -se escribe raro pero se dice “Liubliana”-, ciudad de visita obligada por ser la capital. Tiene encanto y es pequeña, ya que a pesar de ser capital el país a fin de cuentas no tiene más de 2 millones de habitantes.



La ciudad nos la recorrimos sin problema en menos de dos días y nos sobró tiempo, pero así pude aprovechar para comprarme un chubasquero ya que el tiempo empezaba a torcerse y las tormentas nos estaban volviendo locos. En media hora las nubes negras iban y venían alternando sol radiante con rayos y lluvia intensa. Lo bueno es que eso hacía que el cielo presentara a veces colores extraños, como se puede ver en la siguiente foto.



A esas alturas del viaje ya habíamos tenido ración de mar y de ciudad, así que nos tocaba la montaña. Por ello nos dirigimos al lago Bled, un lago impresionante rodeado de montañas, muy cerca de los Alpes Julianos (que no se porqué se llaman así). El caso es que el tiempo no acompañó para nada y estuvo lloviendo todo el tiempo, con lo que la cosa se nos chafó un poco. Aún así pudimos subir en bici hasta unas cascadas muy chulas, en medio de un paraje que nos recordaba (por lo verde y por la lluvia) sin duda a Galicia.



Y bueno, por lo menos el primer día pudimos pasearnos un rato sin paraguas.



En cuanto al lago en sí nos lo recorrimos bajo la lluvia (se tarda algo más de hora y media en rodearlo a pie) y eso sí, nos prometimos volver cuando pasáramos por allí cerca, ya que nos quedó mucho por hacer.



Y nada, aquí termina el resumen de este viaje en el que conocimos un país desconocido para muchos. Muy baratito, con un idioma que a veces se parece al italiano y una gente de lo más amable. En siete días combinamos mar, ciudad y montaña, en un viaje en el que nos pusimos morenos y a la vez tuvimos que comprar ropa de lluvia. Un cachondeo vamos. 

Por cierto, para los chulitos/as que se quejaban de la facilidad de la anterior encuesta dejo una encuesta complicada. A ver quién acierta.

Y para despedirme ya por hoy, os dejo con una foto relajante la terraza privada en Piran, que yo titularía sin duda alguna VACACIONES :-).

domingo, 13 de junio de 2010

Los vieneses se refrescan...

... y eso que no tienen mar.
Creo que ya os he contado que a los austríacos les mola el rollito dominguero de salir a pasear o con la bici en cuanto ven un rayo de sol. El problema que suelen tener en estos días de domingo es que las playas en este país brillan por su ausencia. Es cierto que hay algunas zonas habilitadas para el baño (alguna muy cerca de nuestra casa como ya os contaré en otra entrada) e incluso hay una cosa que llaman “el mar de Austria” (como también os contaré otro día), pero playas tal y como las conocemos no tienen.

Estos impedimentos unidos al afán dominguero de los austríacos provocan que se inventen cosas de lo más extravagantes para refrescarse en pleno centro de la ciudad, como por ejemplo ésta que nos encontramos el otro día en nuestra rutra en bici hacia el palacio de Schönbrunn. Se trata de una piscina en pleno centro de la ciudad (hasta aquí todo más o menos normal) ubicada en un canal del Danubio. Como en ese canal no hay zonas libres de mierda habilitadas para el baño lo que se les ha ocurrido es plantar una piscina en medio del agua. Extraño, lo sé. Por si no me creéis os dejo una foto que le saqué el otro día al invento.



Por cierto todavía no hemos investigado acerca del precio que cuesta entrar pero pronto lo haremos, ya que para domingueros nosotros!

Cambiando de tema os anuncio de que hasta el lunes que viene no me váis a tener por aquí ya que Peibol y una servidora nos vamos unos días a liberarnos del estrés de los exámenes y de paso a escuchar algún otro idioma que no sea alemán. Para darle un poco la intriga a la cosa os dejo con una nueva encuesta en la que podéis intentar adivinar a qué país nos dirigimos.

miércoles, 9 de junio de 2010

Viena tiene mucha clase.

Eso ya lo sabemos todos. Lo que yo no me imaginaba es que tuvieran tanta pasta para organizar un concierto gratuíto como el que fuimos a ver ayer. No tocaba ni Bisbal ni Alejandro Sanz, sino la Filarmónica de Viena dirigida por Franz Welser-Möst, que como os contaba en una actualización reciente serán los encargados del Concierto de año nuevo 2011. El lugar elegido no podía ser más elegante: Los jardines del Palacio de Schönbrunn. Allí quedamos (nosotros y media Viena) con nuestros amigos a las 19h30 una hora y media antes del inicio del concierto, para buscar sitio y dar buena cuenta de la comida y bebida que nos habíamos llevado (al igual que decidió hacer el resto de Viena). Al llegar, en una de las puertas del palacio nos encontramos con los personajes de Star Wars, que estaban por allí haciendo coñas con la gente. Esto era debido a que el programa del concierto incluía parte de la banda sonora de esa película, escrita por el mítico compositor de bandas sonoras John Williams. Elegimos al más guapo de los “guerreros” para sacarnos una foto con él, aunque como se puede ver luego se nos acopló otro.



El tiempo acompañó (a la vuelta teníamos 25ºC a las 00h30) y el ambiente era parecido al de los conciertos de Castrelos pero con más gente y público más variado. Había desde estudiantes cutrillos que no teníamos ni manta para sentarnos en el suelo hasta encorbatados y señoras con tacones arreglados como si fueran a la ópera. Todo ello en un escenario de película: el palacio detrás, los jardines, después el escenario y al fondo la colina con la mítica glorieta presidiendo en lo alto.



Por otra parte el despliege de medios era increíble. Por todas partes había focos, altavoces, pantallas gigantes, cámaras voladoras...y es que el concierto fue retransmitido en directo por la ORF 2 (que viene siendo como La 2 en España). Y nada, antes de que empezara el concierto nos dio tiempo a pillar sitio, comer los bocatas que nos habíamos llevado y sacarnos algunas foticos aprovechando la luz de los focos.



Una vez que empezó a sonar la música todo el mundo se calló (o empezó a hablar bajito) y los acordes de la marcha imperial de StarWars inundaron el ambiente. La verdad es que aquello sonaba tan bien que llegamos a pensar que se trataba de una grabación. El director era campechano como el rey majo, entre pieza y pieza cogía el micro y hablaba con el público. Un público dividido entre las personalidades a las que les habían reservado silla en primera fila y los Erasmus que llegaron dos horas antes y aún así se quedaron de pie y lejos, pero contentos. En la siguiente foto que he sacado de internet podéis apreciar mejor la distribución de la audiencia.



Durante el concierto hubo algunas sorpresas que arrancaron los “Oooooh” del todo el público. Hubo un amago de fuegos artificiales (acompasados con la música) aunque sin duda lo mejor fue cuando encendieron unos focos gigantes apuntando hacia el cielo que al moverse nos hacían tener la impresión de estar en una macrodiscoteca, eso sí, con música de Schumann de fondo.



A eso de las 23h30 la cosa acabó y todos los vieneses (y añadidos) se dirigieron al metro. A pesar de la aglomeración de gente me contaron que no hubo problemas. Los vieneses son muy previsores y para evitar problemas todo estaba lleno de policías de tráfico y los metros pasaban con frecuencia de segundos. A pesar de ello Peibol y yo habíamos decidido evitar el transporte público y por si acaso nos fuimos en bici. A la ida muy bien, pero tengo que reconocer que a la vuelta me dio un poco de pereza recorrer los 20 km  que (según GoogleMaps) separan Schönbrunn de nuestra resi.

Sin duda mereció la pena, aunque solo sea por lo engalanado que estaba el palacio y por la bonita vista con la que nos despedimos en la que probablemente sea la última vez en mucho tiempo que veamos el palacio de Schönbrunn.



Por cierto, como con esta entrada queda respondida la encuesta anterior os dejo con una nueva cuya respuesta sorprenderá a más de uno!

sábado, 5 de junio de 2010

Qué descansada vida ...

... la del que huye del mundanal ruido. Decía mi colega Fray Luis de León.

Precisamente eso, huir del ruido y relajarnos, fue lo que hicimos ayer viernes. Como estamos en una uni de pijos de vez en cuando pasan cosas de esas, nos mandan un email y nos dicen “tal día a tal hora tenéis que estar en tal sitio porque os llevamos a hacer rafting y a qué comáis como cerdos mucho en medio de un paisaje superchulo”. ¿Quién puede negarse ante tal invitación?.

Así que ayer a las 6h45 salimos de la Technikum rumbo a Palfau, un pueblecito a unas tres horas de Viena. El viaje se nos pasó relativamente rápido, ya que estábamos entretenidos con el paisaje, que poco a poco se iba transformando en ese que sale en los anuncios de Milka. Tanto que pronto comenzó una discusión sin sentido acerca de las pobres vacas de Milka, que hay quien dice que pintaban de verdad de color violeta. Por cierto esta discusión sigue abierta todaviá en numerosos foros y blogs de Internet.



Tampoco faltó la cabezadita de rigor a las 8 de la mañana para prepararse para un duro día de deporte de aventura.



A eso de las 11 ya estábamos en destino, todos preparados y mentalizados para la acción. Las nubes empezaban a abrirse en el cielo y la temperatura era buena. No tanto la del agua, por lo que nos equiparon con trajes de neopreno que junto a los cascos nos hacían parecer (a algunos más que a otros) hormigas atómicas.



Fueron dos horas de rafting en frías aguas en las que remamos duramente para sobrevivir quemar energías de cara a la comilona que nos habían anunciado para después. Como podéis imaginar no tengo fotos en las balsas, la cámara no habría sobrevivido.

Después de 16km río abajo tocó ducha rápida y a disfrutar del sol esperando a que todos estuvieran listos para ir a comer como cerdos.



No hizo falta mucho debate para decidir donde comer (porque sí, aún por encima de estar invitados podíamos elegir sitio), así que terminamos en un restaurante del pueblo especializado en comida austríaca. Nos acomodamos los quince en una terraza sin muchos problemas, y además nos dimos cuenta de que después de diez meses aquí ya no necesitamos pedir menú en inglés. Todo un avance.



En cuanto a la comida yo opté por una especie de pasta con huevos y especias que según Fanni es típica de Hungría y no de Austria. Pero estas cosas ya se sabe que todas son húngaras, checas, eslovacas y austríacas a la vez. El caso es que como se puede ver en la foto tenía buena pinta (y además estaba rico).



Peibol optó (como la mayoría) por un rollito más del tipo ponme-un-plato-con-todos-los-tipos-diferentes-de-carne-que-tengas que tampoco estaba nada mal.



Todo esto con el sol ya en el cielo en una terracita rodeados de montañas gigantes en las que de un momento a otro parecía que iba a aparecer Heidi correteando.



Casi tres horas más tarde, después de que la chica de la oficina internacional de la Technikum (super-maja por cierto) pagara una cuenta de 300€, hicimos un gran esfuerzo para trasladar nuestros cuerpos vacunos llenos de comida hasta el autobús, donde una siesta memorable nos sirvió para recuperarnos de un día intenso pero relajante en el que no nos costó mucho olvidar los exámenes.



Ayer al llegar apenas podíamos movernos y hoy tenemos agujetas (unos más que otras), pero todos coincidimos en que estar en una uni privada de pijos por un año no está nada mal.

Por cierto, ya que he resuelto la anterior encuesta os dejo con una nueva cuya respuesta seguro que os sorprenderá.

jueves, 3 de junio de 2010

Austria y su complejo de inferioridad

Austria no estuvo presente en Eurovisión (escaparate-europeo-de-bazofias-por-excelencia-cuyas-votaciones-tienen-un-efecto-extrañamente-adictivo-en-cierta-gente) y por eso la televisión austríaca decidió no retransmitirlo. Sí lo hizo el canal público alemán (bendito sea), pero los austríacos de aquí no lo vieron porque “Alemania-no-mola-nada”... y “aunque gane Eurovisión no me importa, sigue sin molar”.

Pasa algo parecido con el fútbol. Como aquí los deportes que no tienen que ver con la nieve se consideran de segunda categoría (y el fútbol sobre nieve todavía no se ha inventado) pasan bastante del tema. Eso sí, en caso de que haya que decantarse por algún equipo lo suelen hacer por el que no sea alemán, o el que vaya en contra de Alemania, o si no el que tenga menos alemanes en su plantilla. Vamos, que se percibe tensión en el ambiente.

Mis amigos austríacos dicen que ellos no tienen nada en contra de Alemania, que lo que pasa es que los alemanes se creen “guays” y van de superiores por la vida. Por el contrario los alemanes de por aquí responden que los austríacos están siempre a la defensiva y que además hablan un alemán que suena muy de monte pueblo.

El caso es que por unas o por otras en Austria tienen miedo de que Alemania les quite su identidad. Y la verdad es que alguna razón tienen, por ejemplo yo ya he vivido unas cuantas veces la siguiente conversación:

- ¿Y donde estás de Erasmus?
- En Viena.
- Anda que bien ¿Y qué tal por Alemania?
- (. . . )


Pero bueno, hay que decir que para evitar situaciones como ésta los austríacos se esfuerzan por darse a conocer, y por ello intentan que mucha gente sepa que Mozart era austríaco, así como Hitler (esto creo que prefieren que no se sepa), Sissi y el Red Bull. Ellos lo intentan pero no les sale bien, pues más de uno sigue confundiendo Viena con Venecia, o incluso Austria con... -ver minuto 0:22 del siguiente video-









Hay que decir que el futbolista éste con pinta de lentito no fue el único en ubicar Austria al otro lado del globo. Es por ello que aquí resulta habitual encontrarse en camisetas y carteles varios el siguiente lema:



Bueno, y hasta aquí el análisis Freudiano del sentir de los austríacos. Para darle un poco de chicha a la cosa (aunque no viene mucho a cuento) os comento que lo que nos encontramos el otro día en un parque no fue a un compañero de OTP, sino algo mucho más clásico como puede ser una estatua del Che Guevara. ¡Pocos acertásteis! Así que a ver quien se atreve con la encuesta de hoy...