A la salud del MEC (B.S*)

Hoy tenía pensado explicar todas y cada una de las respuestas de la encuesta (i.e todo lo que nos salió mal en el viaje) pero ayer ocurrió algo que cambió nuestra existencia Erasmus: Seis meses después el MEC (B.S) ingresó en nuestras cuentas la mayor parte de nuestra beca Erasmus.

Esto quiere decir que dentro de los Erasmus subimos de categoría, lo que no está nada mal. Para celebrarlo hoy nos fuimos a conocer al indio de nuestro barrio, que no es un señor con una gota en la frente, sino un restaurante muy rosa que hay dos portales mas allá del nuestro.

Como la ocasión lo merecía pedimos muchas cositas para probar y la verdad es que probar cosas raras las probamos. Empezamos con una especie de durum vegetariano muy largo que venía acompañado de una salsa picante de las que pican de verdad,

Después le tocó el turno a un plato extraño con muchas salsas y arroz para sopar. Y claro, como en estos países lo del pan con la comida no se lleva tuvimos que concentrarnos en distribuir el arroz entre cada una de las salsas. El caso es que no nos quedó muy claro si teníamos que ir echando cada una de las salsas en el arroz o los granitos de arroz en los botecitos de las salsas. Pero bueno, muy mal no debimos hacerlo porque al final se acabó todo, así que...

Una vez pasados los entrantes le tocó el turno a dos platos de pollo, el mío con hierbas marinadas (muy cuco por cierto) y el de Peibol acompañado del mítico curry. Y como también es mítico aquí, la camarera (con gota en la frente por supuesto) le preguntó “lo quieres spicy o no spicy?”. Pregunta que normalmente suele querer decir “lo quieres muy picante o más bien super-picante?”. Peibol se quiso entonces hacer el macho: “bueno, un poco”. Y claro, la señora se lo tomó en serio. A los diez minutos Peibol decía “no está malo eh?” mientras una lagrimilla le caía del ojo derecho...En fin, el mío estaba muy rico.

Llegó el momento del postre, y como suele ocurrir, nos pasamos de listos. Todos sabemos que la India y Paquistán tienen muchísimas cosas en común (por eso de que comparten historia y tal) entre las que destaca la comida. Por ello teníamos miedo de pedir un postre de nombre extraño que fuera igual al que nos suele preparar nuestra vecina la paquistaní -ver entradas de blog antiguas-. Aún así, pensamos que si le decíamos a la camarera “tráenos el postre típico que más te guste” nos traería algo diferente. Pues NO, allí aparece toda contenta con el cus-cus extraño que siempre nos hace la paquistaní. De todas formas este no tenía pasas y (casi) nos lo acabamos. Yo creo que nos estamos acostumbrando a los sabores de oriente.

Todo esto regado con Coca Cola pal niño y rica agua mineral con gas pa la menda, que todavía no he aprendido que por estas tierras hay que pedirla explícitamente sin gas, Pero eso, que brindamos a la salud del MEC (B.S).

*Bendito Sea